En medio de la solidaridad internacional y el mutismo de las autoridades rusas, Moscú se despidió de la periodista y defensora de los derechos humanos Anna Politkovskaya, asesinada a quemarropa el pasado sábado.
Miles de personas se dieron cita en el cementerio Troyekurovo para dar el último adiós a Politkovskaya, gran crítica de la campaña militar del Kremlin en Chechenia que dedicó su pluma a la defensa de los civiles ante los abusos del Ejército y los señores de la guerra.
"Ana Politkovskaya era la mejor y la más audaz de los periodistas rusos, y su muerte es una pérdida irreparable", declaró el Defensor del Pueblo, Vladimir Lukin.
Los familiares intentaron evitar que el acto se convirtiera en un "mitin político", pero al funeral acudieran numerosos periodistas, políticos de oposición, embajadores occidentales y representantes de la diáspora chechena.