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CUARTILLAS
Doce

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Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador

Aunque no tengo nada de indio (aunque sí algo de cholo por algún lado), he hecho la promesa de comentar todos los años por lo menos una vez, sobre los indios y su problemática.

Lo hago porque parece que el tema de los indios en Latinoamérica, y Panamá en particular, no interesa a los periodistas ni al mismo pueblo.

Eso es señal de discriminación social hacia el grupo de personas que estaba en estas tierras antes que llegaran los españoles.

A mis estudiantes Sociología de la Comunicación les pongo una investigación sobre discriminación todos los años. Preguntan a decenas de universitarios(as) sobre si "se casarían con un negro, un chino, o un indígena".

Todos los años los resultados son casi iguales. Los panameños no discriminan tanto al negro; en segundo lugar aparece el chino, pero pocos estarían dispuestos a contraer matrimonio con indígenas.

Esto sucede porque los indios en casi todos nuestros países se han mantenido separados de la sociedad (eso es lo que llaman los sociólogos "marginación").

Esta separación es conveniente para quienes dirigen a los indígenas. Cuando se hacen "reservaciones", por lo general allí imperan las leyes y costumbres de los indios y no del resto de la sociedad del país.

Tal situación es fácilmente visible en Panamá. A mí no me extraño saber que una maestra fue azotada con ortigas en Kuna Yala, porque disgustó al Sáhila. Ese salvajismo primitivo afectó mucho la imagen de Panamá como un país que al fin logró soberanía total en su territorio.

Somos soberanos en la antigua Zona del Canal, pero no ejercemos la plena soberanía en la antigua San Blas y otras reservas y comarcas, donde impera la ley indígena.

(Hace años me tocó ver los "cepos" con que se imponía una bárbara justicia en ciertos sitios de Kuna Yala).

Dos hombres fueron acusados de violar a una menor de edad, y en lugar de ir a la cárcel como el resto de los panameños, solamente pagaron cincuenta balboas de multa.

Basta ya de lamentarse por el genocidio cometido durante la conquista contra los indios! Basta ya de querer seguir siendo distintos a los demás panameños!.

Como sociólogo se me enseñó que un país no puede desarrollarse plenamente, si mantiene grupos aislados y separados del esfuerzo nacional.

Una cosa es que se mantenga la religión, cultura y tradiciones de nuestros indios, y otra es que quieran seguir viviendo como si no existiera la nación panameña y sus leyes.

Esto no es una crítica malsana contra los indios, sino aclarar la realidad socio-política de los autóctonos habitantes de Panamá.

Claro que mis palabras causarán escozor en algunos indios "cabeza-calientes", que querrán azotarme con ortiga, meterme la mano, pies y cabeza en el cepo para que no siga escribiendo verdades.

Pero como periodista y sociólogo responsable no me callaré, y diré todos los años mis verdades sobre la problemática indígena panameña y latinoamericana.

¡Ojalá no me fusilen a flechazos! Panamá: una sola bandera, una sola ley... un solo pueblo!. ¡Viva el doce de octubre!

 

 

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