EDITORIAL
Anatomía de una traición
En el crepúsculo del 11 de octubre de 1968 se produjo un cuartelazo que derrumbó la constitucionalidad. Después de haber jurado lealtad a los poderes constituidos, unos oficiales de la Guardia Nacional se rebelaron y ocasionaron una sonada castrense que duró 21 años. Los golpistas primero se denominaron gobierno provisional luego gobierno revolucionario y por último proceso revolucionario, que terminó siendo un régimen entre represivo y populista cuyo mayor logro fue la liberación del área canalera. El 11 de octubre será un día aciago en el calendario histórico de nuestro país porque representó la traición y como consecuencia lógica los militares desde Omar Torrijos, Boris Martínez, José Manuel Pinilla, Bolívar Urrutia, Florencio Flores, Rubén Darío Paredes y Manuel Antonio Noriega terminaron devorándose ellos mismos por sus ansias desmedidas de poder. El brazo político de los uniformados, el PRD, fue el mayor colaboracionista de este período que se considera la noche oscura del pensamiento humano por los desmanes, atropellos, exilios, carcelazos y asesinatos que muchos historiadores tratan de ocultar con relatos cosméticos que pretenden ocultar la verdad de los acontecimientos. La crisis financiera de los últimos años de la dictadura, las manifestaciones de protesta, que dieron origen a la Cruzada Civilista y los mártires que ofrendaron sus vidas por la libertad, son testimonio y prueba fehaciente de esta jornada de aberraciones que se extendieron a más de dos décadas. Este 11 de octubre es para recordar que aún no están exonerados los culpables de las desapariciones y de los sollozos anónimos de nuestro pueblo. Que los entorchados tienen una deuda moral con la justicia terrenal y divina y que no habrá paz mientras no haya justicia. Desde sus tumbas claman esa justicia Floyd Britton, Dorita Moreno, Rita Wald, Héctor Gallego, la pareja de novios Falconett y Mendizábal, Hugo Spadafora, Heliodoro Portugal y tantos otros que reclaman acción de las autoridades. El tribunal de la historia rectificará a los sospechosos indultos y los fallos absolutorios que se dieron a una serie de personajes comprometidos con estos hechos poniendo de manifiesto que para que haya perdón tiene primero que haber justicia.
PUNTO CRITICO |
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