Como un eterno guardián de los bosques y montañas, de gran altura y belleza natural, se encuentra un viejo árbol de cedro que tiene más de 200 años de existencia, según asegura el señor Francisco Ríos, dueño de una finca en Bajo Grande, corregimiento de Cerro Punta.
Don "Pancho" cuenta que desde que su papá, Manuel Antonio Ríos, llegó por primera vez a esas tierras en el año de 1938 aproximadamente, ya el árbol de cedro existía y se ha mantenido firme durante todos estos años sin que nadie se atrEva, Crítica en Línea a tocarlo, puesto que para ellos, tiene ya un significado.
A pesar de que la finca de Bajo Grande es mixta y cuenta con variedades de sembradíos para los cuales se ha tenido que trabajar la tierra y realizar algunas modificaciones, el lugar donde se encuentra el cedro de 200 años no ha sido tocado, esto con la intención de mantener en pie ese recurso maderable que es como una reliquia muy valiosa.
"Ese cedro es natural y nunca lo hemos tocado, porque es como algo histórico para la finca y todas las personas que vienen, incluyendo los turistas lo ven ahí siempre" mencionó.
Se necesitan, según "Pancho", unas cinco personas para abarcar entre todos con las manos agarradas el árbol de cedro, ubicado en una parte de las más de 90 hectáreas de la finca que está abierta al público en general, que quiera observar diferentes atracciones de la naturaleza, mezclada con la agricultura y el turismo.
El señor Ríos señaló que mientras Dios le mantenga con vida a él y a sus familiares, seguirán cuidando el árbol de 200 años para que se mantenga por muchos años más y que solamente caiga al suelo en el momento que sus raíces mueran por la edad.
Las grandes ramas con hojas verdes casi inalcanzables por la altura, al igual que el fuerte tronco del cedro, aún parecen tener voluntad de seguir en pie como testigo mudo del pasar de los años y el transcurrir de la historia, en medio de un paraíso terrenal en el sector de Cerro Punta. Hace más de 200 años, existían muchos árboles como este, sin embargo, la mano del hombre en su afán por ganar territorio y utilizar cada vez más tierra para sus labores, poco a poco han ido acabando con su especie.