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¿Oh Señor!

Rómulo Emiliani | Monseñor

Oh, Señor, ayúdame a encontrarte. Sé que eres el Grande, el Único, el infinitamente Misericordioso, Bueno, Sabio, Fuerte. No tiene medida tu amor y no tienes principio ni fin. Estás en todas partes y superas todo lo que existe, siendo la fuente de la vida y la que la sostiene. Eres el Gran Misterio de Tres Personas y un solo Dios y todo lo quieres acoger y envolver en un abrazo eterno.

Para eso enviaste a tu Hijo que al encarnarse y hacerse hombre, con su pasión, muerte y resurrección empezó a recapitular, a reunir, a recoger el universo entero con el ser humano a la cabeza y reintegrarlo en el seno misericordioso de tu paternidad.

Es que el pecado nos había dividido y separado de ti, de los demás, de la naturaleza y de uno mismo. Todo había entrado en rebeldía. Pero ahora comprendemos lo que somos: tus hijos y miembros de la gran familia reunida en tomo a Cristo y que como Cuerpo suyo vamos hacia el Reino construyendo un mundo de paz y armonía.

Ahora Dios mío quiero orar inspirado en tu naturaleza. Oh Señor cuando contemplo la maravilla de tu creación te pido que sepa pensar como las montañas, que ven venir las borrascas y azotar los vientos, caer la nieve y salir el sol y permanecen serenas porque saben que están sostenidas en su base por sólidas piedras de miles de años y que vencerán cualquier situación.

Oh, Señor ayúdame a danzar como el viento, que se mueve con libertad buscando nuevos horizontes sin atarse a lugares ni dueños y que se goza con vivir sin apegos en contacto con el cielo.

Oh Señor, enséñame a volar como el águila, que abre sus grandes alas y eleva su mirada a la encumbrada sierra y se lanza hacia las alturas con la fuerza y el vigor de su naturaleza.

Y Oh Señor, dame de tu propia vida para que aprenda a amar como la gallina a sus pollitos que aunque no es grande ni poderosa, se convierte en tenaz y combativa y se enfrenta a lo que sea para que no le hagan daño a sus criaturas. Que así sea yo con todas las personas que me has encomendado cuidar, servir y orar.

Dame pues un corazón nuevo que sepa verte en toda la creación y que luche por defender la vida, la justicia y la paz, sabiendo que contigo y gracias a ti soy invencible, amén.



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