La bandera de este gobierno se fue a pique. La apuesta por la honradez de mucha gente clave fue demasiado arriesgada: Cero corrupción sirvió solamente para ganar las elecciones, pero al momento de gobernar resultó otra cosa. La juventud y algunos gestos emotivos del Presidente impactaron de modo positivo provocando una devoción casi mística, tanto así, que nos comimos el cuento que tendríamos una garantía de orden y empuje a través de una administración venturosa, pero ¡Que va compa!, al año muchos adeptos se resignaron a calificar al gobierno como el fracaso perfecto, mientras que observadores independientes lo catalogan hoy día, como un verdadero plomo.
No vamos a inundar al lector con cosas que abochornan, ya que se intuyen y que pueden averiguarlas en los periódicos. Los vientos que creíamos buenos, se convirtieron en tormenta, los escándalos babilónicos y la deplorable calificación que nos dan internacionalmente lo dicen todo. El hecho es que antes del cuarto año a esta administración, también se lleva entre otros valores, el pedestal metálico que les sostenía la insignia incorrupta.
Este último año será de caos absoluto y de deriva porque, al parecer, nunca planearon nada. Por eso vemos como sus borradores sin planificación paralizan a la ciudad de lunes a viernes. Y, para atormentar a los ciudadanos, pican y reparan avenidas donde no es prioritario, mientras que las protestas vecinales aumentan por lo intransitable de sus calles. Por el mismo lado, aprueban obras efectistas y nada efectivas como la cinta costera, muchos millones que debieron servir para ampliar como Dios manda las rutas del actual holocausto del transporte público.
Después de esta espantosa debacle, nos queda un Panamá más inseguro aún, que debiese enderezar el rumbo, pero por lo visto el PRD repetirá almuerzo completo lo que hacepensar que en este país, la mayoría son hijos del maltrato o no pueden vivir sin el desordenni la corruptela. ¿O, sospechan que la opo será otro plomo sin planes y corruptos de lamisma calaña?
