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Julissa Ortega, la mujer que se volvió famosa, no precisamente por sus logros académicos y deportivos, si no por ser la principal sospechosa de la desaparición de la niña Mónica Serrano, volvió a ser noticia al presuntamente intentar quitarse la vida.
La acción, según informes policiales, fue como medida de protesta por el traslado de una interna con quien la detenida mantiene una estrecha relación.
De acuerdo a fuentes policiales, Julissa estaba recluida con otra internada con tendencias lesbianas, a la cual la dirección del Centro Femenino de Rehabilitación decidió trasladar.
Ello molestó a Julissa, quien al momento del traslado "se volvió loca". Tomó el bombillo de la celda, lo rompió y con los pedazos intentó cortar a una capitán de la Policía Nacional.
Al ver sus intensiones frustradas por los reflejos de la uniformada, Julissa se auto infringió una herida en el brazo, por lo que fue remitida de urgencia al Hospital San Miguel Arcángel, destacó una fuente.
Una vez curada, Julissa, fue nuevamente encerrada en su celda.
La niña Mónica Serrano presuntamente fue robada el pasado 7 de febrero. En ese momento, tenía 18 meses de edad. |
