Un kurdo iraquí, de religión musulmana y con residencia legal en el Reino Unido, fue condenado ayer a cadena perpetua después de haber admitido que degolló a su hija de 16 años "por honor", tras enterarse de que la joven se había enamorado de un chico cristiano.
Durante el proceso se demostró que Abdulá Mohamed Yones se ensañó con su hija Heshu, a la que apuñaló hasta once veces, porque sintió "ansiedad y disgusto" al conocer su relación con el estudiante libio de religión cristiana, y porque consideró que la joven se había "occidentalizado" demasiado.
Heshu, que antes del ataque mortal había recibido ya numerosas palizas de su progenitor, murió desangrada por los cortes que sufrió en la garganta durante el apuñalamiento.
Tras la muerte de Heshu, el autor del crimen intentó suicidarse cortándose el cuello y lanzándose desde el tercer piso de su bloque de apartamentos en el barrio de Acton, en el oeste de Londres. |