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Sus viajes pretenden transmitir la imagen errónea de que es un estadista. Hace un año estuvo en las islas griegas, descansando como un potentado oriental. Pronto, seguramente, visitará a los líderes continentales de la izquierda fracasada, muchos de los cuales eran asiduos concurrentes a las grandes francachelas y libertinas parrandas de Omar el Dadivoso (con la plata ajena).
A Chile, sin embargo, no será necesario que viaje, pues la Embajada de ese país y un astuto consejero norieguista le organizaron el encuentro con el Presidente Lagos, cuando estuvo de paso por el Aeropuerto Internacional de Tocumen, el 4 de julio. Aunque la operación encubierta fue un éxito, se comenta que el mandatario chileno no se llevó muy buena impresión de la sagacidad de su contertulio.
A mediados de septiembre, mientras aquí hubo tromba, temblor, granizo y calor, el candidato de los cuarteles estaba nuevamente de paseo. En esa ocasión andaba por México y Washington. Según Betty Brannan, corresponsal del diario La Prensa, si por algo sobresalió el abanderado del perredismo en la capital estadounidense fue por su falta de sustancia.
Lo que natura non da Salamanca non presta, dice un viejo dicho castellano. Por eso no es de extrañar que, como lo apunta Betty, Torrijos se limitara a efectuar "pronunciamientos blandos" y esquivar "todas las preguntas difíciles". Es la misma táctica que utiliza frente a los problemas nacionales. �Se la habrá recomendado su asesor español, Marcos Magaña, veterano de las campañas de Montesinos y Fujimori? |
