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EDITORIAL
Llego el lobo
Las autoridades del Ministerio de Salud confirmaron la existencia de un caso de dengue hemorrágico en Panamá. Se trata de un funcionario asignado al Centro de Salud de Metetí, Darién, pero la infestación se produjo en el área metropolitana. Panamá ha sido afortunada de no sufrir una epidemia de dengue hemorrágico, como la que enfrenta El Salvador, donde la virulenta enfermedad ha cobrado la vida de 32 personas, 29 de ellas niños. La enfermedad presenta desde cuadros asintomáticos hasta altas temperaturas, dolor de cabeza y sangrados en mucosas y otras partes del cuerpo que pueden producir la muerte, por lo que hay que iniciar una batalla para eliminar el mosquito Aedes Aegipty, transmisor del mal. Hay que eliminar todo envase donde se pueda acumular el agua, ya que sin agua estancada no hay mosquito y por ende no hay dengue. En los hogares, áreas de trabajo y en cualquier otro sitio hay que hacer los esfuerzos para erradicar los criaderos del mosquito, para evitar que una epidemia de dengue hemorrágico le robe la vida a los panameños. Desde hace semanas, las autoridades de Salud han advertido sobre la necesidad de erradicar los criaderos, pero pocas personas hacen caso; ahora el país enfrenta un serio peligro, porque es real el riesgo de que se desate una epidemia de dengue hemorrágico, sobre todo porque centenares de personas han padecido de dengue clásico. Los índices de infestación han aumentado en los últimos meses en ciertas zonas como Tocumen, Juan Díaz y San Miguelito, pero el peligro está latente en todo el territorio nacional, sino tomamos conciencia. Nadie aprende en cabeza ajena. Se veían como lejano los casos de dengue hemorrágico y las muertes que éste ha provocado en El Salvador, pero ya lo tenemos en Panamá; ahora tenemos que mejorar los hábitos de aseo y cada uno convertirnos en un soldado ante la batalla que debemos librar contra el mosquito Aedes Aegipty.
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PUNTO CRITICO |
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