CUARTILLAS
Pandillas
 
Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador
Esa mañana
los chiquillos de ocho y nueve años, de tercer grado de
un prestigioso colegio católico particular, se marcaron
en la mano una extraña figura, como un marcador.
De un salón donde hay quince varones, diez tenían
esa marca "secreta" que los identificaba como... ¡miembros
de la banda "Los Rebeldes!" Aquellos chicos que no
tuvieran esa señal, serían objeto de burlas, insultos,
molestias y hasta algunos "coscorrones".
Así "Los Rebeldes" castigaban a quienes no
pertenecían a su pandilla. Uno de los chicos del tercer
grado, enterado del asunto, apenas sonó la señal
de recreo, salió corriendo para buscar un sitio seguro.
Quería evitar que le pegaran o se burlaran de él,
por no ser pandillero.
En el recreo los de la banda se creían dueños
y señores del sitio. Andaban en grupitos molestando a
los que no tenían la marca en sus manos. Se burlaban de
ellos, los empujaban, en fin, le demostraban su poder de pequeños
maleantes en potencia.
Curiosamente, no se veían los maestros cuidando el
recreo de los niños. Según me dijo una madre de
familia, a veces los educadores no vigilan el recreo como debería
ser, si tomamos en cuenta lo costoso del pago mensual de ese
"prestigioso" colegio particular católico.
(Me han dicho que situaciones parecidas están ocurriendo
en otros colegios particulares, que no son regentados por sacerdotes.
Así que lo que escribo, vale para todos).
¿Dónde estaban los maestros que no cuidaban
el recreo? Unos corregían exámenes para no tener
trabajo que hacer en casa. (Y ver telenovelas en paz). Otros
hablaban entre sí del último bochinche político
y en fin, mataban el tiempo. Mientras tanto, varios niños
sudaban de miedo ante las amenazadoras actitudes de matones de
los pandilleros llamados "Los Rebeldes".
(Incluso tienen la ley del silencio: no le hablaban ni determinan
al niño que no está en la pandilla. Esto causa
aislamiento para el chiquillo, lo que lo aleja de juegos y lo
pone fuera del grupo. Esto afecta psicológicamente al
niño y le puede hasta causar traumas).
Por eso, el pequeño hijo de mi informante le pidió
a su madre que "por favor lo sacara de ese colegio".
Estaba realmente aterrado.
¿Y las autoridades? Bueno, primero el Hemano director
negó que en primaria existieran pandillas (se ve que no
conoce a los niños precoces que hay actualmente en Panamá).
Luego, ante las quejas, fue a hablar con los niños para
"calmarlos".
Se han mandado circulares a los padres de familia para que
controlen más a sus hijos. Se sabe de niños que
van a la escuela con pistola de balines. Ya un padre de familia
recibió un "balín perdido" mientras esperaba
a su niño, y a una niña le pegaron un balinazo
en un pie.
No me extrañaría que pronto algún chiquillo
maldoso lleve una pistola de verdad a la escuela, como ocurre
en colegios de Estados Unidos en la actualidad. Al respecto,
me enteré que por lo menos un niño conversó
con sus compañeritos sobre esa posibilidad.
Estas pandillas también están en la secundaria
que funciona junto a la primaria, en ese prestigioso colegio
particular. Como son más grandes, las cosas que hacen
son peores. Sin embargo, a mí me preocupa más lo
que sucede con chicos de ocho a nueve años, porque creo
que es grave por ser menores.
Denuncio lo anterior para que después no digan que
nadie les advirtió de esa mala situación. Recuerden
las denuncias que hice antes contra los buses escolares y que
pocos atendieron.
Me parece que los padres de familia que pagan tanto dinero
deben pararse firme y exigirle a las autoridades del colegio,
que boten a los niños pandilleros. Nadie quiere que su
hijo sea víctima de desalmados, que aunque tengan poca
edad, pueden causar daños a niños buenos. Las manzanas
podridas deben botarse, aunque sus padres sean influyentes.
|