La huelga llevada a cabo en cuatro departamentos bolivianos para exigir que el presidente Evo Morales respete la Constitución y las leyes fue, según sus promotores, un éxito, pero, por contra, el gobierno la consideró un fracaso.
"Este paro, hasta en el ámbito político, es un rotundo fracaso", dijo al mediodía del viernes la ministra de Gobierno boliviano (Interior), Alicia Muñoz.
Los prefectos (gobernadores electos) y otros dirigentes de Santa Cruz, Tarija, Pando y Beni insistieron en que la huelga es casi total y denunciaron que los incidentes registrados por la mañana se debieron a provocaciones de grupos pro gubernamentales.