El ex vicesecretario de Estado de Estados Unidos, Richard Armitage, admitió haber sido quien reveló que Valerie Plame era una agente encubierta de la CIA, otro desarrollo en un caso que ha alcanzado las más altas esferas de poder en EE.UU.
Esa revelación, en 2003, derivó en acusaciones de que el gobierno estaba enfrascado en una campaña de desprestigio de aquellos que se oponían a la guerra en Irak.
A la revelación siguieron varias acusaciones de que la identidad de Plame había sido hecha pública en represalia por la publicación de un artículo escrito por su esposo, Joseph Wilson, un diplomático de carrera, donde criticaba a la administración de George W. Bush.