Entre amigos y asesores del presidente Licdo. Martín Torrijos, hay personas que respaldan la idea de tener relaciones diplomáticas con la China Comunista y no con Taiwan (Formosa). Panamá es uno de las veintena de países en todo el mundo, que mantiene relaciones diplomáticas con la China democrática no con la "ñángara".
Claro que hay muchas razones de peso (y billetes, dicho sea de paso), para afirmar que la China Comunista es más ventajosa desde el punto de vista económico que Taiwán.
Sin embargo, son los chinos de esa isla de poco más de veinte millones de personas, los que a través de decenas de años han ayudado a Panamá a mejorar su agricultura, entre otras cosas.
Todavía recuerdo una visita que hice hace treinta y pico de años a la misión agrícola China, ubicada en un remoto rincón de nuestro interior.
Eran unos ingenieros los que estaban en ese pedazo de tierra, donde producían alimentos de su país. Estudiaban la adaptación de los mismos a nuestro suelo.
Lo interesante del asunto es que casi todo lo que comían salía del pequeño huerto. Mientras, a pocos metros, existía un poblado lleno de campesinos desnutridos, por falta de alimentos.
Pero imagino que la política internacional no toma en cuenta estos detalles. Del lado comunista son más de mil doscientos millones de personas que sufren un gobierno que no permite libertad de expresión, mucho menos de religión.
Y cuando los universitarios se atrevieron a pedir libertad, los ametrallaron y los aplastaron con tanques en la plaza Tiannanmen.
Imagino que esas "minucias" no interesarán a los izquierdistas del PRD, ni a comerciantes de Estados Unidos y otros países capitalistas, a la hora de aprovecharse de la mano de obra barata (casi de esclavos), que hay en la China comunista. Aunque ya el Licdo. Torrijos dijo que seguirán iguales las relaciones diplomáticas con Taiwán y las comerciales con la China comunista, los que defendemos la democracia debemos estar alerta. Porque los ñángaras cerca del poder seguramente seguirán moviendo influencias para que reconozcan diplomáticamente "a la madrecita China Roja".