CREO SER UN BUEN
CIUDADANO
Sin embargo, desatiendo a mis familiares
Con una facilidad escandalosa, los panameños nos desprendemos de los nuestros. Cuando los dejamos en el interior, no llamamos a los padres, a los hermanos, a los primos, y mucho menos a los abuelos. Incluso, viviendo todos en la misma ciudad, es mínima relación que cultivamos con los parientes, sacándolos de nuestro espacio vital, y limitándonos al mínimo de contacto con ellos. Primero son los amigotes, la gavilla, y de último, muy en último lugar, los familiares. Desconocemos que esa gente que evitamos, son sangre de nuestra sangre, y aunque haya problemas, nos aman. Fortalezcamos la sociedad, construyendo familias sólidas y saludables espiritualmente.
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