Hijos legítimos e ilegítimos
Viviana Erazo
FEMPRESS
Chile, hasta ahora, ha tenido
el vergonzoso privilegio de ser el único país de América
Latina, y de occidente, que establece hijos de primera y segunda clase.
La legislación chilena todavía discrimina entre los hijos
legítimos (nacidos dentro del matrimonio) y los ilegítimos,
contraviniendo la Convencíón de los Derechos del Niño
suscrita por el gobierno en 1980. Las niñas y niños que están
naciendo no son iguales en dignidad y derechos, como lo consagra la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, que celebra su cincuentenario el próximodiciembre.
Esta discriminación jurídica del arcaico código civil
chileno está, también, en contradicción con el principio
de igualdad ante la Ley, consagrado en la Constitución.
Cinco años después de presentado elproyecto de ley que
elimina esta discriminación, volvió a surgir el debate a propósito
de su votación en el Senado, generando polémica tanto entre
parlamentarios como entre miembros de la jerarquía de la Iglesia
Católica respecto de la valoración ética y social de
la iniciativa.
En agostode 1993, el Servicio nacional de la Mujer, con el patrocinio
del Ministerio de Justicia, prsentó al Congreso Nacional el proyecto
de ley sogre filiación que, en 1994, la Cámara de Diputados
aprobó por amplia mayoría. Ahora, en segundo trámite,
el Senado discutió minuciosamente cada uno de sus artículos.
Mientras parlamentarios de la Concertación de gobierno la califican
como la reforma legal más importante en la historia del Código
Civil chileno, senadores de derecha argumentan: "Este proyecto no reconoce
a la familia chilena tal cual es, como núcleo fundamental de la sociedad,
ni la protege ni propende a su fortalecimiento". Un obispo, apoyando
esta tesis, expresó en una inserción pública que una
ley de filiación constituiría un "atentado contra la
familia".
¿De qué familia están hablando? Ciertamente, al
apelar a la protección familiar para oponerse al proyecto, no están
asumiendo la diversidad de formas en que se constituyen las familias. Estas
cifras son relevantes: De 260 mil niños nacidos en 1996, 110 mil
(42%) fueron ilegítimos. Esta tasa llegará al 50% en el año
2000. El 75 por ciento de esos niños ilegítimos hansido reconocidos
por ambos padresy fueron concebidos en uniones estables sin formalizar.
El presidente Frei, calificando de absurdas y odiosas, las diferencias
que se quieren mantener en este sentido, dijo "para nosotros es intransable
el objetivo de que, en Chile, no existan hijos de distintas categorías,
condistintos drechos y estigmatizados por hechos en los cuales no tienen
responsabilidad alguna".
Por suparte, Josefina Bilbao, la ministra del Servicio Nacioinal de la
Mujer, afirmó que: "Este es uno de los principales instrumentos
de la reforma legal que impulsa el gobierno, su aprobación es fundamental
para terminar con los enclaves discriminatorios que persisten enla sociedad
chilena".
Los "huechos" o "bastardos" han sido parte de la
historia de Chile y rasgo constitutivo de la sociedad chilena. La traumática
condición de "huacho" de Bernardo O'Higgings, padre de
la patria e hijo natural, lo llevó a conseguir, a los 14 años
y después de muchas humillaciones, que su padre le cediera el apellido.
De 260 mil nacidos en 1996, 52 por ciento fueron ilegítimos. Esta
tasa llegará al 50 por ciento en el año 2000.
De acuerdo a la ley los hijos ilegítimos no tienen los mismos
derechos en cuanto a tipo de pensión alimenticia, patria potestad
y herencia. A estas limitaciones se agregan aquellas para ingrtesar a las
Fuerzas Armadas, a colegios católicos, entre otros.
Finalmente, después de días de debate en el Congreso, en
los medios de comunicación yotras instancias, el Senado aprobó
el término de la distinción entre hijos legítimos,
ilegítimos y naturales y se determinó la igualdad de todos
los hijos ante la Ley. Sin embargo, aún quedan diferencias y dudas
en si tendrán los mismos derechos hereditarios. El temor está
en tener que repartir las herencias entre niñas y niños nacidos
dentro y fuera del matrimonio.


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"Este proyecto no reconoce a la familia chilena tal cual es, como
núcleo fundamental de la sociedad, ni la protege ni propende a su
fortalecimiento". Un obispo, apoyando esta tesis, expresó en
una inserción pública que una ley de filiación constituiría
un "atentado contra la familia". |

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