Increíble. Hace poco un grupo de moradores de la comunidad de "La Playita de Bique" decidieron cerrar la autopista Arraiján - La Chorrera y la Carretera Interamericana, luego de haber hecho una infinidad de llamados a las autoridades del MOP para que les repararan la calle de acceso a su comunidad, sin lograr que éstas les prestaran ni un poquito de atención a sus clamores como pueblo.
Miles de interioranos no pudieron llegar a la capital para acudir normalmente a sus trabajos, citas médicas, a vender sus productos en los mercados, a entregar la carne, los pollos o el pescado, asistir a las aulas universitarias o de escuelas y colegios. Pero tampoco pudieron venir de la capital los médicos, los profesores, los obreros, los vehículos de carga nacional e internacional. Se paralizó a un país.
Quisiera yo saber si la metrología, como ciencia auxiliar de la sociología o de la economía o de la estadística, o de lo que sea, ha diseñado un método que nos permita medir, aunque fuera aproximadamente, cuánto ha podido perder el país en esas manifestaciones.
Esta es otra de las distorsiones que presenta nuestra sociedad. No puede desarrollarse un país en el que los ciudadanos escriben cartas, hacen visitas, piden citas, hacen memoriales, recogen firmas, suplican, claman y sólo cuando la ronquera causada por tanto pedir ya les hace inaudible su voz, cierran calles y se ven en la obligación de paralizar un país para lograr que las autoridades escuchen sus desesperados gritos. Con este tipo de dinámica social no se puede desarrollar un país.
La peor de las distorsiones de nuestra sociedad reside en la actitud de los verdaderos culpables de esta situación. ¿Quiénes son los verdaderos culpables? Los únicos culpables son los funcionarios, representantes de Corregimientos, alcaldes, Diputados, Ministros y hasta el propio Presidente de la República, que han demostrado ya mil veces, carecer de la sensibilidad oportuna para atender las necesidades y solicitudes de la sociedad con planificación, con visión anticipada y con humanidad. Si fueran más sensibles!!! Si se acabara la indiferencia! Si los funcionarios electos y designados estuvieran más atentos a sus verdaderas funciones y menos a lo que no deben, el pueblo no tendría que recurrir a estas prácticas que causan millones dólares en pérdidas a la economía.