El sexo lo creó Dios para que fuera una expresión de amor genuina y auténtica, no simplemente una función animal. El sexo existe en el ser humano para que la pareja, que está bendecida por Dios a través del sacramento del matrimonio, exprese su amor. El sexo es sagrado, porque es creación de Dios. En el matrimonio, cuando el esposo y la esposa se aman sexualmente, se santifican. El sexo fue creado por Dios con el fin de traer nuevos seres humanos al mundo en un ambiente de unión familiar. Ustedes nacieron gracias al gran milagro de amor que es la unión de un hombre y una mujer que, por amor, se entregaron sexualmente.
Duele ver como el sexo se profana en nuestra sociedad y cómo tanta gente juega con el sexo. Hay hombres que tienen hijos con varias mujeres. Es triste ver que en la publicidad de la televisión y en las películas se comercializa el sexo y se usa a la mujer como objeto sexual. Duele más aún ver a tantas muchachas que se prestan para este comercio sexual, dedicándose a la prostitución. La gente se ríe de Dios cuando usa el sexo simplemente como diversión o como un negocio. ¡Profanar el sexo de esta manera es ofender a Dios!
El gravísimo problema de la inmoralidad sexual está causando muchos estragos en la vida de los jóvenes. A través de los ejemplos que ven en las películas y los anuncios de publicidad en la televisión y otros medios de comunicación, se les está induciendo a tomar el sexo como algo completamente de diversión, cuando el sexo es sagrado.
Quiero hacer una denuncia pública por la cantidad de películas pornográficas que se exhiben en nuestro medio y que, en definitiva, son diabólicas y dañinas para jóvenes y también adultos. Igualmente la pornografía que se propaga a diestra y siniestra a través de Internet. No profanen su mente leyendo revistas y viendo películas pornográficas; porque eso degenera la mente, que es parte de su cuerpo y templo del Espíritu Santo. Ustedes valen mucho; quiero lo mejor para ustedes y no quiero que perezcan cayendo en pecado.
¡Vengan conmigo; síganme!" Si confían en el poder y la fuerza de Jesucristo, el Señor, tendrán éxito, podrán cambiar y dejar atrás todo lo malo porque solamente CON ÉL... ¡SERÁN INVENCIBLES!