El Juventus, que sólo marcó de penalti en el Camp Nou, dos veces durante el tiempo reglamentario y cuatro para deshacer el empate (2-2) que reflejaba el marcador al término de los noventa minutos de juego, sacó el suficiente partido de este acierto como para doblegar ayer al equipo anfitrión del trofeo Joan Gamper, el Barcelona, que tuvo como líder al joven argentino Leo Messi.
El equipo turinés fue superior con una táctica fiel a su estilo durante buen parte del encuentro, pese a destacadas ausencias como las de Nedved, Buffon, Emerson o Thuram, pero obtuvo debida respuesta gracias al desparpajo de Messi, que acabó aclamado por el público cuando su entrenador le sentó en los instantes finales.