Con una facilidad que asusta, los mayores de edad culpamos a los menores de todas las desgracias que vienen ocurriendo en el seno de la sociedad. No hay que negar que últimamente ha aumentado la participación de los menores en actos delictivos, pero el aumento es igual al que se ha dado en los delitos cometidos por adultos. Las proporciones se mantienen, según informa la UNICEF.
Sin embargo, este hecho -que el aumento de la delincuencia entre jóvenes es "normal"- no significa que debamos cruzarnos de brazos. No está bien que los muchachos y muchachas panameños anden armados por las calles, matando a la gente. Aunque el fenómeno sea aceptable para los expertos, la sociedad debe hacer algo para solucionar las cosas.
Debemos entender dos cosas: uno, que la sociedad -toda ella, desde los políticos hasta los curas y todo aquel ciudadano que se precie de ser panameño- es responsable y debe sentirse culpable de lo que ocurrió. Y, dos, que un incremento de las penas para los adolescentes que cometan delitos graves no soluciona nada.
La raíz del problema de la delincuencia de menores está en otra parte y no en los menores mismos. Hay que identificar estas causas reales, y trabajar en consecuencia, y no ensañarse con los muchachos. |