Qué lindo es saber que desde aquí, desde México, a través de nuestros sistemas de cable estamos cubriendo toda Latinoamérica y ahora también a través de estas notas, de esta revista vamos a poder establecer un diálogo, constante con ustedes.
Cuando ustedes me leen se preguntarán quién será este loco. Yo les contesto con otra ¿qué es estar loco: pelear por ser feliz, o pelear por complicarte más la vida con todo el mundo?
Yo no sé si estaré loco o no, pero prefiero ser un loco feliz y no un cuerdo con cinco úlceras y...
Si nos sigues acompañando a través de esta columna, un día darás cuenta que el mundo de cuerdos en el que vives está lleno de histéricas, neuróticas, drogadictos, alcoholizados, con miles de conflictos.
Yo creo que la cordura y la locura dependen de una línea muy sutil, que no nos damos cuenta muy bien, y creemos que somos muy cuerdos cuando les decimos a nuestros hijos que no tomen y nosotros tomamos, creemos que somos muy cuerdos porque vamos a misa y no somos buenos.
Si desplazamos nuestra negatividad, y empezamos a intentar madurar sin culpas y sin cargos de conciencia un día te vas a dar cuenta que nunca más vas a hacer lo que no te gustaría que te hagan.
Tenemos todo para ser felices, todo para disfrutar la vida, pero por tontos e idiotas, no nos damos cuenta que los días pasan y en lugar de pelear por nuestra felicidad, estamos todo el día generando conflictos, y peleando por estupideces, buscando el cómo y la forma para peleare con tu marido para ir a contárselo a tu madre y tener de qué hablar con ella.
Yo creo que podemos darnos cuenta que la felicidad es una actitud ante la vida.
Un día te vas a dar cuenta que nadie puede darte eso que hay que aprender a conquistarlo.
Les mando un abrazo grandote, grandote, y seguro que en cualquier momento nos vemos por Panamá. |