|
CUARTILLAS
Pueblo
 
Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador
Cuando le dije al Cholito Mesero del viejo café de Santana que dentro de diez años el Canal casi no serviría, dijo: "Así que los gringos nos dieron un "clavo". Y cuando le expliqué que hacer el tercer juego de esclusas costaría más de cinco millones de balboas, afirmó: "Nos salió más cara la mecha que el candil con esto del Canal". Se refirió el vivaracho mesero a las esperanzas que tenían muchos pobres panameños, que el Canal traería ríos de dólares al país. Entonces tuve que decirle que el Canal daría a Panamá menos que lo que producía el INTEL. El Cholito torció la boca y dijo una palabra que no puede publicar. Pero pueblo somos todos y no solamente los pobres. Dos médicos me indicaron que estaban de acuerdo con que Panamá se endeudara para hacer el tercer juego de esclusas: "Esa obra ayudaría mucho a Panamá y daría empleos a miles de personas. Allá después que otros busquen la manera de pagar esa deuda", dijeron. Les hablá a ellos que había que inundar más de siete mil hectáreas para hacer tres lagos que dieran agua al Canal. Eso sacaría de sus tierras a miles de campesinos y acabaría con millones de árboles. Ello alegaron: "Qué importan unos árboles y tierras que no son bien cultivadas con el futuro del país. Hay que pensar para el futuro. Si nos construyen eso, el Canal no serviría dentro de poco...". Así que las opiniones están divididas sobre el tercer juego de esclusas. Lo cierto es que a menos de un año de la entrega del Canal, nos estamos dando cuenta que no todo "es oro loq ue brilla", como dicen en Las Cuchillas de Azuero. Primero se fueron los norteamericanos y dejaron trastabillando la economía nacional. Figúrense que un lujjoso hospital de Paitilla pierde varios millones de balboas al año, porque antes los norteamericanos se atendían sus males allí. Y ni qué hablar de hoteles, restaurantes, sitios de interés turístico del interior, etc. Después viene el asunto de los miles de panameños que quedaron sin empleos al cerrarse las bases militares. Esto se sabía que ocurriría y a nadie le importó. En una carta, el señor Ramón Martínez se queja que en la Autoridad del Canal no toman "en consideración para ninguna posición vacante" a los ex-empleados del gobierno de Estados Unidos. Sostiene, con razón, que nada tiene que ver el ejército norteamericano con el derecho de los panameños a seguir trabajando en el Canal. Es lamentable que ningún gobierno (especialmente el de Pérez Balladares) se preocupó por conseguirle empleos a los panameños que fueron botados al salir los Estados Unidos de Panamá. Y en otra queja, la señora Reyna indica las malas condiciones de trabajo que sufren algunos panameños y panameñas en supermercados. Sin embargo acepta que hay otras empresas de esas sí pagan seguro social, tienen servicios higiénicos y hasta dan aumento a los buenos empleados. Ell no confía en los sindicatos, porque sostiene que "sólo pelean para ellos" (sus dirigentes) y no atienden pequeñas situaciones que afectan a los trabajadores. Por otra parte, la activa Lolita, jubilada que vende boletos en un super de San Francisco, se queja que este año la "venta está dura". También ella fue víctima del aumento de las cuentas de luz y teléfono. (continúa).
|
