Hipólito Mejía: de campesino a presidente
Agencias
Internacionales
El origen campesino del agrónomo Hipólito Mejía aflora al minuto de tratar a este hombre de 59 años que tomará mañana miércoles las riendas del gobierno dominicano, colmado de ideas y voluntad para satisfacer las expectativas que generó su triunfo electoral de mayo. "Toleraré metidas de patas pero no de manos", es la expresión con que ha popularizado su actitud contra la corrupción, en abierta advertencia a los funcionarios de su nuevo gobierno, ya anunciados en sus más altos niveles. Ya sin pelos en la cabeza y sin pelos en la lengua para llamar las cosas por su nombre, Hipólito Mejía tiene un repertorio de campesino nato que matiza sus fluidas conversaciones. Mejía ganó el 16 de mayo, con cerca del 50% de los votos la primera vuelta las elecciones, duplicando virtualmente los votos del oficialista Danilo Medina y el nonagenario ex presidente Joaquín Balaguer. Nacido en Gurabo, comunidad campesina a 10 km de Santiago de los Caballeros, segunda ciudad dominicana, tuvo una infancia sin abundancia ni calamidades, en una familia de tradición católica. Se formó como agrónomo en el Politécnico Loyola en San Cristóbal (30 km al sudoeste de Santo Domingo) y amplió sus estudios en 1963, en la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos), desempeñando su vida profesional entre el campo y organismos internacionales de asistencia agropecuaria. Está casado con Rosa Gómez, próxima primera dama dominicana. En 36 años de matrimonio, la pareja ha procreado cuatro hijos, dos mujeres y dos varones. Con el triunfo en 1979 del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el presidente Antonio Guzmán designa a Mejía ministro de Agricultura, lo que le permitió coordinar el sector agropecuario del nuevo gobierno y generar vínculos en todo el país a través del Banco Agrícola, el Instituto de Recursos Hidráulicos, el Instituto Agrario y el de Estabilización de Precios. Fue uno de los pocos ministros que permaneció en sus funciones durante todo el cuatrienio de Guzmán, quien se suicidó días antes de finalizar su gestión. Ahora, tras su victoria electoral de mayo, Hipólito Mejía ha recorrido todo el país, agradeciendo a sus seguidores provinciales el esfuerzo por llevarlo a la presidencia. Lo mismo ha hecho con núcleos sectoriales y personalidades de todo el abanico social, contacto que le ha permitido un sondeo de la realidad y de las más latentes inquietudes en el país. Asimismo, en este recorrido, Mejía ha mostrado su extrovertida personalidad y su peculiar estilo en el trato directo con la gente como forma de compenetrarse con su universo. Este domingo la prensa mostró a un Hipólito Mejía jugando dominó con dos prominentes empresarios durante uno de los encuentros que cotidianamente ha sostenido con los más variados grupos. La propia prensa muestra a un Mejía disfrutando alegremente la noche del sábado del multitudinario concierto de Juan Luis Guerra, el más celebrado artista dominicano, en el estadio Quisqueya de Santo Domingo. Siempre "en mangas de camisa", y ocasionalmente con sombrero de alas anchas, Mejía ha dicho que viste y habla como la gente del pueblo, pero también sabe hacerlo como estadista por lo que cambiará su indumentaria por un traje sobrio al entrar al palacio de gobierno el 16 de agosto. Gente muy cercana a Hipólito Mejía duda que cambie su peculiar forma de hablar y conducirse desde la posición de presidente de la República. Lo que habría que ver, sostienen, es si esas "virtudes" que les fueron muy útiles en la campaña electoral, lo serán en adelante para el cumplimiento de sus promesas a los dominicanos.
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