Si bien es aceptable para los comerciantes la meta de ganar dinero, debiera prevalecer la idea de que el fin no justifica los medios. No debe valerse la trampa ni la mentira ni la injusticia.
Lastimosamente son muchos los comerciantes que echan mano de esas malas prácticas para hacer dinero fácil, y en el camino engañan a los compradores.
Algunos utilizan la publicidad engañosa como medio para enganchar a sus víctimas; les entregan artículos muy distintos a los que fueron pagados por los clientes; venden productos vencidos o sin fecha de vencimiento a la vista; alteran las etiquetas de productos ya deteriorados; se niegan a devolverle el dinero a aquellas personas que han sido perjudicadas, y casi nunca le dan la razón al cliente.
Todas las semanas recibimos en esta redacción denuncias ciudadanas sobre comerciantes que se han pasado de vivos en más de una ocasión. Igualmente, a los correos electrónicos de todos los reporteros de esta redacción caen informes periódicos de la Autoridad de Protección al Consumidor sobre empresarios grandes y pequeños que abusan de sus clientes, precisamente las personas a las que se debe.
En un mercado tan pequeño como el panameño, esta situación gana dimensión de tragedia. No es posible que en territorio tan pobre, con gente extremadamente miserable, haya gente que piense únicamente en hacer dinero, lo más rápido posible, sin pensar en las consecuencias.
Por más multas que se pongan, o más veces que se sean "asoleados" en los medios, no se puede lograr nada si no se desarrolla una cultura de servicio al cliente honesta. Del mismo modo, los inspectores de la ACODECO no son reemplazo de los mismos clientes, que tienen que tener el valor de hacer valer sus derechos como consumidores. Muchos de los abusos que se cometen se repiten precisamente porque la gente no denuncia.
No se ponen a pensar que en la medida que le quiten el poco dinero que tiene la gente, serán más las familias necesitadas, y esto generará más inestabilidad social y a la larga será inevitable el caos, y en medio del caos perderán más dinero del que hayan obtenido de mala manera.
Los empresarios debieran ser los más interesados en que la justicia social impere, pues en esa misma medida la sociedad tendrá el bienestar suficiente para consumir, y todo tendrán un mejor nivel de vida. Ojalá los muchos comerciantes honestos que tiene Panamá, levanten su voz y ayuden a que las cosas mejoren.