Para Rocío Ortega, desde que se "acabaron las almejas", sólo les queda la madera del manglar como materia prima para la elaboración de carbón, su única actividad económica.
Este recurso, extraído ilegalmente, le proporciona a su familia y a la mayoría de los moradores del Espavé, en la Bahía de Chame, el sustento diario y la posibilidad de brindarle una mejor calidad de vida a sus hijos.
Rocío cuenta que la pesca ya no les es muy rentable porque algunas especies se han extinguido, por lo que comercializan la madera del mangle, que es utilizada como soporte para edificaciones, ranchos y como leña.
Lo que esta madre de familia no sabe es que especies como las almejas y el mejillón han desaparecido del sitio, por el mal uso que han hecho los moradores de la comunidad de este importante recurso.
A la entrada del puerto del Espavé se aprecian los hornos que los lugareños confeccionan para obtener carbón. En el sitio hay cerca de 20 hornos de donde se sacan más de 1, 500 sacos de carbón por mes.
Sin embargo, el trabajo de quienes cortan la madera y la trabajan para obtener el producto final no se ve recompensado, ya que son víctimas de los intermediarios que pagan el saco a 20 centésimos y lo venden en más de B/. 2.00 a los consumidores.
En la Bahía de Chame el bosque de manglar tiene una cobertura aproximada de 6, 032.39 hectáreas, en las que se encuentran identificadas seis especies de mangle, cuya reproducción es difícil, ya que además de la amenaza de la mano del hombre las nuevas semillas que caen al suelo son arrastradas por la marea o los animales se las comen.
Para que un árbol de mangle se convierta en una planta joven debe pasar un año, sumado a ello la deforestación acelerada.