Sin duda alguna, que la incursión de noveles aspirantes a puestos de elección popular en el acontecer político del país causa sorpresa en propios y extraños, demostrando una vez más que los partidos grandes se han democratizado por los menos en los últimos años.
Esta apertura ha permitido que una gran cantidad de hombres con visión de futuro y como expresa uno de los aspirantes al solio presidencial de "manos limpias", puedan soñar con dirigir desde alguna trinchera gubernamental a un grupo de nacionales, que vive con la esperanza de un mejor Panamá.
Me impresiona la candidatura de Noel Riande, un hombre con raíces ibéricas y que a diferencia de un gran séquito de candidatos que han llegado a dirigir la cosa pública o aspiran a gobernar, no piensa en alcanzar al poder para hacerse rico a costa de los que menos tienen o no tienen nada.
Riande impresiona porque hay sinceridad en su palabras y sobre todo porque no pretende llegar a la comuna capital a costa de campañas sucias en contra de sus adversarios a lo interno del PRD ni de los colectivos de oposición.
Los panameños y específicamente los de la capital, esperan que el próximo alcalde implemente estrategias que ayuden a combatir la inseguridad ciudadana, optimicen el sistema de transporte, frenen el incremento de la canasta básica familiar y mejoren la educación y los servicios de salud y Riande enarbola esta bandera.
Y lo importante es que "el candidato de las grandes soluciones", no alimenta al pueblo con falsas promesas y pensamientos politiqueros ni mucho menos fundamenta su trabajo en compromisos políticos egoístas.
Es bueno que el país se llene de candidatos sin "cola de paja" sin antecedentes funestos, con un probado éxito en su vida personal y profesional, que crean que la familia es el pilar fundamental de la sociedad moderna y que la integridad en el trabajo lleva a los hombres al plano de inmortales.
Si Riande mantiene su ecuanimidad, humildad y se identifica plenamente con las necesidades de la Ciudad y mantiene su imparcialidad frente al color de la piel, el estatus económico y el pensamiento político, aquello de las "grandes soluciones" pasará sin duda alguna de un "slogan" de campaña a un dulce realidad con la que sueñan los miles de panameños de la capital.