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MENSAJE
Sus enemigos: la ansiedad y la angustia, combátalos...
Mons. Rómulo Emiliani
Crítica en Línea
Usted debe luchar contra la ansiedad y la angustia, y así podrá alcanzar la paz mental y el sosiego. ¿Sabía usted que la causa de esa irritación externa, generalmente es un gran malestar interno? Como todo terremoto en la superficie terrestre delata una perturbación interna del planeta, así toda irritabilidad externa delata una inseguridad interna, un malestar profundo en el alma. ¿Ha visto usted el ambiente de tensión en que se vive, esa velocidad morbosa, esos automóviles corriendo por las calles, adelantando a otros vehículos aunque no haya nada que hacer, ese mirar el reloj constantemente, ese no poder renunciar a la T.V., esas expresiones coléricas y ofensivas?. PARA COMBATIR LA ANSIEDAD Y LA ANGUSTIA LE SUGIERO LO SIGUIENTE: 1-Propóngase cambiar esa existencia nerviosa, violenta, deprimente y para eso recurra al poder absoluto de Dios, Nuestro Señor, a su inteligencia y voluntad. Analice las causas del por qué usted vive con ese malestar, con esos resentimientos y rencores, obsesiones e idolatrías y todo aquello que pueda provocarle angustias a su corazón. 2-Evite las emociones violentas y la influencia penetrante de ciertas novelas y películas, así como las disputas en el hogar y en el trabajo que produzca en usted una reacción emocional destructiva. Trate de ser una persona más controlada emocionalmente. 3-Tenga períodos de pacificación, encuentre sus oasis de paz, que su vida no sea como una carrera maratónica en la cual usted corre y corre sin disfrutar de la vida, de la comunión con Dios, de la amistad, del amor, de la naturaleza. 4-Encuentre razones profundas por las que vivir y deseche esas metas que no son auténticas y que le hacen correr obsesivamente, sin saber por qué llegar y a dónde llegar. 5-Aprenda a descansar buscando la armonía espiritual. La fatiga es mala consejera; su mente debe estar libre de ideas perturbadoras que la envenenan, y para eso ore durante el día en varias ocasiones, la oración lo calmará. Lea en voz alta esta oración y repita conmigo: "Dejo a un lado todas las apetencias y disgustos humanos, todas las emociones y deseos de la carne y me presento delante de Ti, mi amado Padre Celestial, me siento libre de preocupaciones y de ansiedades porque soy tu hijo amado y Tú eres mi Papá. No tengo temor de nada ni de nadie. El aliento divino me renueva y me hace una criatura nueva en Cristo Jesús; la corriente sanadora del río de la vida, el espíritu de Dios circula por mi ser y el agua de la vida purifica todas y cada una de mis células. Tu espíritu de paz y de amor me inunda y mi cansancio desaparece, Señor. Mi salud mejora; Tú eres mi sanador, Señor. Mi alma está gozosa por ti y yo descanso en ti, pensando que ¡CONTIGO SOY INVENCIBLE!
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