|
En días pasados, vimos una página pagada en otro medio, en donde se promocionaba la construcción de un nuevo hipódromo en las áreas revertidas del canal interoceánico. Para sorpresa nuestra y de muchos panameños, se pretende instalar una pista de carreras justo frente a la entrada de Fuerte Amador, el cual es uno de los proyectos turísticos más ambiciosos de la historia patria.
Partiendo del hecho de que este nuevo hipódromo estaría ubicado entre Barraza y Fuerte Amador, en la misma entrada del Puente de las Américas, además de ser adyacente a lujosos hoteles cinco estrellas, es evidente que este tipo de instalación deportiva acarrearía muchos problemas para el desarrollo urbano de la Ciudad de Panamá, su desenvolvimiento económico y la salud de los habitantes de la urbe istmeña.
Expertos en la materia hípica consideran que el nuevo hipódromo no debería estar allí por otras razones obvias. Por un lado, las caballerizas generarían malos olores y atraerían a las moscas, pues muchos insectos parásitos chupan la sangre de los equinos, pero también la sangre humana. ¿Qué se haría con el excremento de los caballos? ¿Es que acaso no se consideran las molestias que se generarían a los turistas extranjeros, a los miles de panameños que visitan Fuerte Amador, e incluso peor, la salud pública de los moradores de Barraza y El Chorrillo?
Mientras tanto, la construcción de una pista de carreras sobre una marisma no es conveniente. Es más, volveríamos a cometer el error del viejo Hipódromo Presidente Remón, pues el mismo está sobre una vieja ciénaga de manglares que daña considerablemente la pista de carreras. ¿No creen que hacer una pista sobre terrenos marinos sería una locura, un gasto innecesario?
Es lógico que el descabellado proyecto de un nuevo hipódromo en Fuerte Amador tiene ribetes políticos y económicos turbios. Partiendo del hecho de que, supuestamente se quiera vender terrenos del Estado para ganar dinero antes que cambie el gobierno de turno, o de que se quiera usufructuar de las posibles ganancias que generaría el turismo, el asunto de una polémica pista de carreras de caballos en las áreas revertidas no hace otra cosa que crear un problema mucho mayor.
El vicio de las apuestas es uno de los problemas más graves que afecta la estabilidad familiar y económica de los panameños. Además, muchos turistas vienen a Panamá para ver otras cosas como nuestra cultura, las tradiciones, los bosques tropicales o las playas. ¿Para qué colocar un hipódromo que fomenta un mal hábito, que dañaría nuestra imagen internacional?
Por favor, señores de la Autoridad de la Región Interoceánica (ARI) y del gobierno de turno. No avalen el proyecto del nuevo hipódromo, por el bien de Panamá y del turismo en crecimiento. |
