Una de las mujeres que le dio brillo a la televisión panameña lo fue sin duda Blanquita Amaro, cubana de nacimiento, fue ciudadana del mundo por su labor altruista en Canal 2, entre los años de 1965 a 1975. A Panamá, llegó una ola de cubanos, en la que también arribaron Villegas, su esposo, quien se encargó de la Producción; Rolando Barral; Armando Roblán; "Tres Patines"; Rafael Duan, quien se encargó de la Dirección Artística. Blanquita se dedicó con cuerpo y alma a concentrar a niños con problemas del corazón. Fueron cientos de infantes que hoy agradecen la ayuda que recibieron de esta gran artista, quien actuó en El Show de Blanquita Amaro, los miércoles en la noche y el Show de Mediodía los domingos. La cubanísima, dueña de un cuerpo escultural y catalogada como una gran bailarina de rumba con Amalia Aguilar, María Antonieta Pond, Ninón Sevilla y algunos otros. También actuó en la primera telenovela de Canal 2. No olvidemos que en la Televisión Nacional estaban vedadas las teleseries como funcionales, pero el director de ese entonces, Francisco Leyton, lo autorizó. Nosotros fuimos los encargados de actores y actrices. Billy Adames y Tomás More realizaron la escenografía que marcó la primera telenovela en Panamá: "La Esquina del Infierno", actuando en ella también; Mireya Uribe, Lucho Martínez, Néstor de Icaza, Antonio Bernal, Briceida de Icaza, y se logró firmarla al cerrar sus funciones diarias el canal; se realizaron 19 capítulos de forma exitosa.
Blanquita dejó en tierras panameñas el cuerpo sin vida de Armando Villegas, su esposo; por su parte, ella murió en abril del 2007, y dejó a muchos niños panameños agradecidos por el gran corazón de tan altruista labor. Hoy las televisoras luchan individualmente por acercarse a la ayuda con el patrocinio del Gobierno, de algunas asociaciones y grupos como los Leones, el Club Activo 20-30, el ministro Guillermo Ferrufino, Eddy Vásquez y gente con garras para enfrentar las situaciones sociales, que como la homenajeada de hoy, seguro quedarán en la memoria de muchos panameños.
Honor a quien honor merece.