Imelda Marcos, la viuda del fallecido dictador Ferdinand Marcos, conmemoró ayer su septuagésimo séptimo cumpleaños repartiendo sacos de arroz en uno de los distritos más pobres de Manila.
Los afortunados del gesto fueron un millar de personas que se arremolinaron en la pista de baloncesto de una escuela del distrito de Caloocan para reverenciar a la que antaño fue la mujer más poderosa de Filipinas.
El estadio, en el que se había habilitado un estrado para Imelda, estaba abarrotado de vecinos de Caloocan que vestían camisetas con su fotografía y portaban carteles con el típico "cumpleaños feliz".
"Mi ilusión es ver este país sin pobres", declaró Imelda micrófono en mano y sin bajarse del altar.
En 1992, tres años después de la muerte del dictador Marcos en Hawai, Imelda regresó a Filipinas para encontrarse con la acusación de que su marido había amasado de forma ilegal una fortuna de 10, 000 millones de dólares durante el tiempo que estuvo en el poder.
El Gobierno filipino calcula que ha recuperado hasta ahora 2, 000 millones de dólares del total, incluidos los 658 millones de dólares que la familia guardaba en varios bancos suizos.