El mes de la moda en Johannesburgo, aquel que como el Mundial de Fútbol también va del 11 de junio al 11 de julio, impuso una tendencia informal que se resume así: usa lo que quieras, siempre y cuando tenga muchos colores y los exhibas con gritos eufóricos y hasta ruidos de vuvuzelas.
Quizá estén de los pelos los papás de las pasarelas de París, Milán, Nueva York, Madrid, Londres y Barcelona, pues ahora los ojos consumistas se han desplazado al continente africano, a la ciudad sudafricana de Johannesburgo, en el elegante sector de Sandton, a 25 kilómetros del aeropuerto O.R. Tambo.
A primera vista, parece una romería de residentes ricos y otros que no lo son, de turistas curiosos de todos los rincones del mundo e hinchas en estado de éxtasis, no importa si su selección sigue en carrera o fue eliminada del Mundial.
Y toda esta liturgia diversa se riega todos los días, todos, con sus madrugadas incluidas, con litros de cerveza fría, tazas de café caliente u otras tantas bebidas menos espirituosas y más hidratantes.