En este mundo existen tres tipos de personas, las que actúan por actuar, las que hacen las cosas intencionalmente, y las que actúan según lo dicte la razón.
Resulta que, la mayoría de los seres humanos hacen las cosas por conveniencia, eso refiriéndonos a una parte del montón.
Es notoria, en el área de trabajo y en los grupos de "amigos" la actitud de algunas personas para con los demás. Vemos como con sólo mirar a sus semejantes demuestran el odio, o el veneno que caracteriza este sentimiento, si es así que se le puede llamar a esa forma de proceder.
En un caso específico, existen individuos que tienen un repertorio de palabras ofensivas que cuando las utilizan dejan a los demás con la boca abierta.
Es feo, pero my cierto, y será una situación que no cambiará porque el alma de muchos individuos es cada vez más negra, y pareciera que gozaran con esa situación.
Pero en todo hay una realidad, las palabras que para nuestros abuelos y padres eran ofensivas, para las nuevas generaciones son una parte más del vocabulario de su diario vivir. ¿Hasta qué punto puede una persona ofender a otra y no arrepentirse?.
El hecho es triste, pero llega mucho más allá de una simple ofensa entre dos personas porque también le toca a terceros, bien sean porque esté de acuerdo con la persona ofendida, o porque sencillamente las palabras humillantes relacionan a miembros de la familia.
Amigo lector, desde ya hay que aprender a actuar y reaccionar ante las diferentes situaciones que se presenten. Recuerda, a veces aunque la persona parezca o tenga el carácter fuerte, no significa que no le duelen los comentarios o frases malintencionadas y ofensivas de los demás.
Aprendamos a llevar la fiesta en paz, vivir la propia vida ocupará tanto tiempo, que no te quedará chance para hacer sentir mal a los que te rodean.