Era una pareja ideal. Tenían tres años de noviazgo, sus familias aprobaban la relación. El nivel de estudios era parecido. Y para evitar eso que llaman "incompatibilidad sexual", tuvieron relaciones íntimas con frecuencia. También allí la cosa era buena.
Todos pensaron que esa pareja tendría un feliz matrimonio, que duraría muchos años, "hasta que la muerte los separara". Pero ¡se equivocaron! Dos años más tarde, en el departamento donde vivían habían dos extraños. Se aburrían y cada uno pensaba que no era feliz en esta unión.
¿Por qué fallaron, si tenían todas las probabilidades de triunfar? La respuesta es compleja, pero hay que abordar la situación, porque se está dando con mucha frecuencia en Panamá y otras partes del mundo. A veces la unión no llega ni al año. La edad de los cónyuges ni su nivel educativo o de ingresos, tiene algo que ver con el fracaso.
Por lo general ese matrimonio o unión formal se destruye. Aunque a veces la situación se prolonga meses y años, porque tratan de encontrar la causa de la falla y corregirla.
Años atrás se decía que muchos matrimonios fracasaban porque "no se conocían lo suficiente". Casi siempre este planteamiento se refería a lo sexual (en aquellos tiempos muy remotos, todavía existía la virtud de ir la mujer virgen al matrimonio).
Pero ahora con el modernismo en las costumbres y la libertad de circulación de jóvenes (y la "vista de los padres), eso no es respuesta.
Cuando se habla de los afectados, alegan que descubrieron maneras de ser de su pareja que desconocían. La pregunta surge fácilmente: ¿cómo no te diste cuenta de lo vago o vaga que era en tres años de noviazgo?
Lo único que queda en el tintero de las explicaciones lógicas de la falla matrimonial, es la bendita "falta de comunicación". Pero eso no convence a muchos, porque tuvieron tiempo suficiente para establecer buena comunicación antes de matrimoniarse.
"¿Cómo fallaron, si se les veía tan juntitos y acaramelados?", dirán algunos sorprendidos por lo ocurrido. El amor murió muy rápido apenas tuvieron que verse la cara todos los días, sostendrán ciertas personas. Esto no vale para quienes se veían todos los días cuando eran novios.
Lo cierto es que tal vez el asunto esté en algo sencillo: es distinto estar casados (o juntos formalmente) que ser novios por más "completo" que haya sido ese noviazgo.
Sabemos los sociólogos que en la sociedad moderna han aumentado los divorcios, porque ya la mujer "no se aguanta" vivir en una unión fracasada. Ella tiene educación y empleo para sobrevivir como divorciada. Además, ahora no es una vergüenza social estar divorciada, ni siquiera ser "madre soltera", como ocurría cincuenta años atrás.
Sin embargo el misterio sigue, porque las respuestas no satisfacen a algunos. Habrá que investigar a fondo para tener una idea de las causas y sugerir correctivos. Y como dicen en Rancho Café, en Cerro Azul, "para estar guindando mejor es caerse". |