MENSAJE
Tres infiernos
Hermano. Pablo
Costa Mesa, California
Para ella la vida era un
infierno, un infierno triple. Había nacido en el Amazonas, el llamado
"infierno verde". Las riberas del río Xingú habían
sido su cuna. Su hogar, un pobre hogar indígena lleno de hermanos,
había sido otro infierno. Finalmente María, de apenas catorce
años de edad, fue a parar al prostíbulo en el pueblo de Paraíso,
Matto Grosso. Este, después de los otros, le fue un infierno inevitable.
"Voy a quemar este infierno que es mi vida", determinó
la joven. Y bebió un baso de kerosene. El resto se lo echó
encima. Luego se prendió fuego. A duras penas le salvaron la vida,
pero sufrió quemaduras horribles en todo el cuerpo.
Esta es una historia más de la selva amazónica. Es también
una historia de la triste vida que les toca vivir a tantos indígenas.
Pobres, incultas, abandonadas, sin derecho político ni abogados que
las defiendan, María y otras tantas chicas de la tribu van a parar
al prostíbulo como único medio de vida.
María tuvo suerte -comenta el doctor Paul B. Long, testigo de
todo esto-, pues fue salvada, salvada dos veces, primero de las horribles
quemaduras, y después de esa vida desesperante. María es hoy
una feliz y fiel cristiana.
La vida está llena de infiernos. Para María estaba el
infierno verde del Amazonas. Pero también están el infierno
blanco de la cocaína, el infierno ámbar del licor, el infierno
ceniciento del cigarrillo de marihuana, y el infierno amarillento del virus
del SIDA.
Luego están los infiernos del alma: el infierno negro del odio,
el infierno verde de los celos, el infierno morado de la discordia familiar,
y el infierno rojo de la rebeldía juvenil. ¡Cuántos
infiernos existen en un mundo que comenzó siendo un paraíso!
¿Cómo salir de estos infiernos que son nada más
que el preludio del otro infierno, del final? Hay una sola manera de escapar.
María encontró en la gracia de Cristo el escape del infierno
de la prostitución. Y miles como ella han encontrado en el evangelio
de Cristo, no en una religión, ni en ninguna secta ni en ninguna
iglesia, sino en la persona de Cristo, la solución a sus múltiples
infiernos.
¿Es la vida suya todo un infierno? ¿Cómo está
su relación familiar? ¿Cómo está su relación
con sus padres, su esposa y esposo, y sus hijos? ¿Cómo está
su relación con la ley? ¿Cómo está su relación
consigo mismo? ¿Tiene usted paz en su alma? ¿Le es la vida
un jardín de rosas, o es todo espina y cardos?
Jesucristo ofrece la salvación perfecta. El desea ser su Amigo
y Salvador. Salga de los infiernos que ahora lo están matando. Cristo
le ofrece salvación.


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