Le comentaba a la licenciada en Comunicación Social, Elisa Pérez, quien me ha invitado a exponer a estudiantes universitarios sobre el uso de la Radio en sus primeros pasos junto a mis entrañables compañeros de muchas batallas Zelideth Rosales y Pete Romero, quienes conversábamos con los futuros comunicadores de qué era la radio y su proyección en la comunidad.
También le decía a la licenciada Pérez, quizá equivocadamente, que los recuerdos eran para consumo propio, sobre todo los de carácter nostálgico y profesionales y que los mismos no le interesaban a nadie.
No, me dijo, esos recuerdos cuando son valiosos deben extenderse para que otros interesados los asimilen.
Recordé con mucha tristeza, los exámenes sobre historia, geografía, símbolos patrios, dicción, el buen uso de la voz y tonalidad, exámenes que eran una verdadera escuela y cuyos examinadores eran lumbreras como: Lorenzo Sánchez Galán, Tomás Alberto Cupas, "Fat" Fernández, Jorge Carrasco, Sixto Luna, Adolfo Legendre, Carlos Reyán, Alberto Arbesú. ¡Cómo ha cambiado el panorama! Ahora las televisoras y la radio muestran voces chabacanas, con motor fuera de borda, sin matices y altisonantes, aquí nos queda sólo rememorar a la excelencia de: César Sanjur, Bosco Vallarino, Enrique Victoria, Celiano Fonseca, Miguel Fernández, Fernando Navas, Edgar Sánchez Romero, gente de mucha categoría y que para suerte del país todavía circulan por esos caminos de Dios.
Sus voces son tarjetas de identificación de sus recias personalidades.
Ahora cualquier persona puede optar por una licencia de locutor, previo seminario, que elude sintomáticamente aquello que enumeramos anteriormente.
Estamos enviando con título a la mediocridad a enseñorearse con un pobre público que no se merece lo que le proponemos: "Niñitos de pecho", gritones, sin estudio de sus voces, matices rimbombantes, escasos de lenguaje, sin vivencias, que conste no estamos contra la juventud, pero sí deben estudiar, tomar cursos intensivos, asistir a seminarios, conversar y preguntar a los que sí saben.
Sólo así podrán adquirir experiencia de lo contrario caminarán en la cuerda floja y se olvidarán muy pronto de ellos.
Por eso, aseguramos, que los locutores, son una especie en extinción. |