La mafia de origen irlandés desmantelada esta semana en Málaga, el Reino Unido e Irlanda, dirigían desde la Costa del Sol de España, una de las principales redes del crimen organizado internacional con ramificaciones en 20 países, incluyendo Panamá, que se dedica al tráfico de drogas y armas y al blanqueo de dinero.
En el operativo simultáneo, han sido detenidas hasta el momento 17 personas en España, entre ellas el máximo líder de la organización, Christopher Kinahan, 11 en el Reino y tres en Irlanda.
Desde su casa en Estepona, Kinahan controlaba el tráfico de drogas en Holanda y Bélgica, el de armas en Suráfrica y Panamá y ordenaba asesinatos en medio mundo. A través de 200 empresas mercantiles canalizaba miles de millones de euros que finalmente acababan invertidos en el sector inmobiliario.
Hasta 500 millones de euros habrían lavado en seis complejos hoteleros de Brasil y República Dominicana. Además, ya contaba con negocios en telecomunicaciones o energías renovables en Estados Unidos, Francia y China.