Es un camino que muchos inician, pero pocos lo terminan. De los deportes profesionales es uno de los más difíciles de llegar a estar en el primer plano y tomándose un café con los grandes.
Esta es la historia de Luis Durango, un chico que está poniendo en alto el nombre de Panamá y demostrando que con esfuerzo y dedicación se pueden vencer los vicios.
Durango volvió el martes a juntarse al equipo grande de los Padres de San Diego y para él el sueño no se acaba y lo que menos espera es que alguien lo pinche, para despertar.
El panameño, vía correo electrónico, conversó con el periodista Humberto Cornejo y le aseguró que tuvo una calurosa y afectiva bienvenida a su regreso a las mayores.
"Apenas llegué y me vieron, todos me decían llegó Duranguito, hay que trabajar duro para quedarse", indicó el pelotero.
El carisma del pelotero, nacido en Cabo Verde, Curundú, un área donde la ley del revólver es la que impera. "Todos me muestran su afecto. Los latinos y los gringos me aprecian. Ellos están alegres porque volví a subir".
El panameño llegó al equipo cuando el lanzador Luis Perdomo fue enviado a categorías menores.
"Ya hablé con el mánager y él me aconsejó que haga las cosas como las sé hacer. Que no me presione, que él confía en mi trabajo", indicó.
Sobre su primer turno en la presente temporada, Durango señaló que se tiene mucha confianza y que nunca se sintió con temor a la hora de enfrentar al lanzador.
"Saqué un elevado al center, pero sentí que hice un buen contacto. Sé que las cosas van a mejorar", sostuvo.