Un sacerdote español momificado se ha convertido en una leyenda en Soná de Veraguas. El padre José Félix Guembe murió en 1947 y cinco años después cuando se abrió su sepultura para trasladarlo a una urna, se descubrió que su cadáver estaba casi intacto y no presentaba signos de descomposición. El hecho causó sorpresa y curiosidad. José Félix fue cura de la parroquia de San Isidro Labrador, patrono de Soná.
El forense Humberto Mas, explica que esta situación es un proceso natural que se debe a la temperatura, las circunstancias ambientales (humedad y calor). Afirma que los cuerpos se pueden conservar más en un cementerio a la intemperie que en uno cerrado. |