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La antigua base aérea de Albrook, hoy transformada en el Aeropuerto Marcos Gelabert, es uno de los puntos más estratégicos para el desarrollo de la ciudad de Panamá. Desde 1979, cuando los tratados del Canal permitieron el acceso a este lugar, de inmediato se notó la importancia del mismo, para poder construir en ese sitio un vasto complejo industrial y comercial.
La importancia del aeropuerto de Albrook es clave para la movilización de miles de personas por vía aérea desde la capital hacia diversos puntos de la República. Lo que una vez fue una base militar extranjera, ahora se ha convertido en un punto de desplazamiento de viajeros internos, que incluyen desde los indígenas de Kuna Yala, los empresarios chiricanos, los turistas que desean disfrutar de las playas de Bocas del Toro o de las sslas de las Perlas.
Albrook, en su momento, fue también considerado por la Autoridad del Canal y la Autoridad de la Región Interoceánica, como instalación pionera en el transporte de mercancías, debido a su cercanía con el puerto de Balboa, bajo control de la empresa Hutchinson Wanphoa. Igualmente, el centro industrial de Corozal, la zona de Diablo, el complejo de Curundú, la ciudad del saber en Fort Clayton y el tecno parque, requieren del aeropuerto de Albrook para movilizar con celeridad a los clientes, especialistas, técnicos y ejecutivos que trabajan en investigaciones que realizan en Panamá.
Con el proyecto de Los Pueblos 2000 y la visionaria actitud de muchos empresarios panameños, se construye un importante centro de transbordo de pasajeros en Albrook: La terminal de transporte más grande del istmo.
Cientos de miles de personas utilizan esta instalación, la cual puede convertirse en el nuevo centro neurálgico del país. Incluso, hubo interés de extender el proyecto comercial hasta las cercanías de la pista, para posiblemente crear otra terminal aérea.No comprendemos la supuesta urgencia notoria de realizar un proyecto gubernamental en el sitio, el cual resultaría extremadamente costoso. A pesar que se busca eliminar los constantes gastos del Estado en el alquiler de oficinas para entidades públicas, las cuales trabajan desde edificios privados; la verdad es que construir una ciudad estatal en Albrook tiene ribetes extraños.
Hay una gran cantidad de hectáreas libres fuera del perímetro del casco urbano de la ciudad de Panamá, que no están siquiera a 5 kilómetros de la Presidencia. En los precisos instantes en que la economía nacional está en crisis, no es lógico emprender semejante proyecto, hasta tanto no lograr otras prioridades como resolver el desempleo o promover la inversión extranjera.
Que se quede el aeropuerto de Albrook en su lugar, pues su cierre dejará en la calle a cientos de panameños y afectará a otros tantos ciudadanos que utilizan esta terminal aérea para viajar rápidamente a sus destinos de origen, de una manera más económica. |
