Los cinturones de seguridad previenen muchas más lesiones o heridas que las que puedan producir. Esto sigue siendo válido incluso durante el embarazo. La Asociación Americana de Ginecología y Obstetricia, la Asociación Médica Americana y la Agencia de Seguridad del Tráfico en las Autopistas (NHTSA), recomiendan a todas el uso de los cinturones de seguridad durante el embarazo. Además, el uso de los cinturones de seguridad es obligatorio en muchos Estados.
En un accidente automovilístico producido por un choque fuerte, los ocupantes sin sujeción son los que tienen mayores probabilidades de resultar gravemente heridos. El riesgo puede reducirse significativamente con los cinturones de seguridad. Estos aparatos disminuyen la posibilidad de salir del vehículo o de golpearse con las superficies duras del automóvil. También sirven para distribuir la presión entre las zonas del cuerpo menos vulnerables, la pelvis, el pecho, la cabeza y la cara.
A pesar de que los muertos y los heridos provocados por los accidentes de tránsito siguen siendo motivo de gran preocupación, el índice de víctimas mortales de 160 millones de kilómetros de viaje ha descendido de 16 en 1930 a 1.8 en 1992. No existe la menor duda de que los dispositivos de seguridad han contribuido notablemente a esa disminución.
Los datos obtenidos de 9,859 colisiones frontales han demostrado que la mortalidad en los conductores se redujo en un 72% con el uso simultáneo de los cinturones de regazo y de hombros, un 63% con los airbags, sacos protectores de aire, y un 57% sólo con los cinturones de seguridad de hombros. Sin embargo, había un aumento del riesgo de siniestralidad cuando sólo se utilizaron los cinturones de hombros. La mejor protección fue el que proporcionaba el uso combinado de los sacos protectores de aire y los cinturones de seguridad; se produjo un descenso de más del 80% de la mortandad. Cameron Randall del Centro de Prevención de Traumas e Investigación y Educación de la Universidad de Nuevo México, en Albuquerque, compitió y publicó estos datos en febrero 2001 de la revista especializada American Jornal of Epidemiology.
Los accidentes automovilísticos son los responsables de casi el 60% de las lesiones que dificultan los embarazos. Se ha demostrado que el uso de los cinturones disminuye el riesgo de lesiones o fallecimiento de la madre, y por tanto, del riesgo de que el feto sufra traumas a consecuencia de dichas lesiones. También se ha demostrado que la utilización adecuada de los cinturones de seguridad no aumenta el riesgo de que el feto sufra daños. Así pues, las mujeres embarazadas deben continuar poniéndose el cinturón de seguridad durante todo el embarazo.
La doctora Marsha Wolf del Centro de Investigación y Prevención Traumatológico Harborview en Seattle, ha revelado que las conductoras embarazadas que no utilizan el cinturón de seguridad y se ven implicadas en un accidente de tráfico tienen el doble de posibilidades de tener un hijo con menos peso de lo normal o de abortar a las 48 horas de dicho accidente que las embarazadas que sí llevaban el cinturón de seguridad. La investigación de la doctora Wolf analizó datos procedentes de 2.592 accidentes.
Las heridas causadas por los propios dispositivos de seguridad a bordo de un automóvil son de escasa entidad comparadas con las graves lesiones que pueden producirse en caso de que se prescindiera de ellos. Cuando los dispositivos de seguridad contribuyen a causar una lesión grave es, la mayoría de las veces, porque no se han utilizado correctamente. Para asegurarnos de que el cinturón de seguridad del regazo está bien colocado, se debe ajustar a los huesos de las caderas por encima de la parte superior de los muslos. Es conveniente colocar el cinturón de seguridad del regazo por debajo del abdomen en vez de por encima ya que así se reduce el riesgo de que en caso de accidente los órganos abdominales resulten dañados y ello afecte al feto.
Los doctores Mark Pearlman y David Viano del Centro Médico de la Universidad de Michigan llegaron a la conclusión de que la presión ejercida, en un simulacro de accidente con un maniquí especialmente adaptado, sobre un útero simulado era de tres a cuatro veces superior cuando el cinturón de seguridad del regazo estaba sujeto por encima de la bolsa uterina de una mujer embarazada que cuando estaba por debajo.
En otra investigación llevada a cabo por el doctor Pearlman se analizaban los datos de 43 mujeres embarazadas de más de 20 semanas que se vieron involucradas en accidentes automovilísticos. En dicho estudio se descubrió que los fetos que sufrieron menos daños eran aquellos en los que el choque se produjo a poca velocidad y en los que se utilizaron correctamente los cinturones de seguridad.
A pesar de la importancia de su colocación correcta, muchas personas no utilizan los cinturones de seguridad correctamente. En una encuesta, el 86% de las embarazadas dijeron que se ponían el cinturón de seguridad, pero sólo el 52% de las encuestadas se lo ponían correctamente. Casi el 35% de las que no lo utilizaban correctamente se ponían el cinturón de regazo por encima o directamente sobre el útero. Más de 807 mujeres embarazadas participaron en la encuesta, que fue llevada a cabo por el doctor Alan Tyroch y su equipo de colaboradores del campus de Fresno de la Universidad de California, San Francisco. Los airbags frontales proporcionan una protección adicional a los pasajeros de la parte delantera del vehículo en caso de un choque frontal. Deben ser utilizados junto a los cinturones de seguridad y no como sustitutos de éstos. Los sacos protectores de aire o airbags frontales sirven para diseminar la fuerza de una colisión y proteger a los ocupantes de un golpe que los proyecte bruscamente hacia el tablero de mandos, el parabrisas o hacia la columna de dirección. No proporcionan la misma protección en caso de impactos laterales o cuando el vehículo da vueltas. A pesar de que la mayoría de los automóviles ya están equipados con airbags frontales, los laterales empiezan a ser un artículo común en todos los automóviles nuevos.
Aunque los casos de accidentes involuntarios causados por el mal funcionamiento de algunos airbags han despertado enormemente la atención de los medios de comunicación, lo cierto es que, según los datos de la NHTSA, hasta julio de 2001 en los Estados Unidos los airbags habían causado sólo 191 fallecimientos (116 de ellos niños), en comparación con las 7.244 vidas que se estima han salvado.
Las lesiones graves relacionadas con el mal funcionamiento de los airbags están en su inmensa mayoría relacionadas con la posición demasiado cercana del asiento al airbag. La distancia mínima recomendada entre un ocupante y el airbag es de 23 cms. Aunque el vehículo tenga o no airbag lo cierto es que el riesgo de heridas graves en caso de accidente es mayor si el asiento está demasiado cerca del tablero de mandos o del volante. Debido a que el abdomen característico de una embarazada reduce forzosamente la distancia de ésta con el airbag, es conveniente que las mujeres embarazadas que conduzcan se sienten a una distancia prudencial del airbag durante el embarazo. Sin embargo, cuando esto no sea posible es más seguro para ellas ir en la parte trasera del automóvil como pasajeras. |