La infestación comienza cuando los huevos del gusano barrenador incuban en la herida de un animal y las larvas se alimentan de la carne viva del animal.
Es un poco difícil ver a simple vista en una herida, la presencia de larvas del gusano barrenador en sus primeras etapas de vida; sólo se pueden observar movimientos muy leves. A medida que la larva se alimenta, la herida se agranda gradualmente, convirtiéndose en una llaga más amplia y profunda.
En esta etapa es frecuente que las moscas hembras hayan puesto otros huevos dentro de la herida, desarrollándose así una infestación múltiple. Las heridas infestadas a menudo sangran y despiden un olor muy peculiar. También puede darse, que las heridas sobre la piel se ven pequeñas, sin embargo debajo de éstas tienen cavidades grandes donde se albergan las larvas alimentándose activamente.
Los animales infestados con las larvas del gusano barrenador pueden llegar a morir en pocos días si las heridas no son curadas. Estos animales sufren de malestar general, inapetencia, y las hembras producen menos leche. Típicamente, estos animales se separan del resto y buscan áreas con sombras o aisladas donde echarse.
Un animal infestado puede sobrevivir sólo unos días si la infestación es grave y no se trata pronto. Aún con tratamiento, en particular si se demora, las infecciones secundarias pueden difundirse por el torrente sanguíneo y provocar artritis, enteritis y septicemia.