Cuando Mario Butler pisó el sábado el tabloncillo del Coliseo Guillermo Angulo de Carolina, lo primero que hizo fue elevar una oración y darle gracias a Dios por darle salud durante 25 años y permitirle vivir ese especial momento.
Faltaban cerca de dos minutos del primer parcial cuando Joe White se metió en problemas de faltas y el dirigente Butch Lee decidió traer al veterano canastero panameño a cancha. Con su entrada, acompañada por un sonoro aplauso de los presentes, se completaba el esperado momento histórico, en el que Mario Butler quebraba la marca de juegos jugados en el Baloncesto Superior Nacional.
"Fue algo muy especial. Estuve rodeado de familiares, amigos y compañeros del baloncesto. Me sentí honrado", sostuvo Butler al conversar ayer con PRIMERA HORA.
Durante el medio tiempo, se llevó a cabo la ceremonia en la que se honró la hazaña de jugar en 704 desafíos, sobrepasando así a Bobby Ríos. En la ceremonia estuvieron presentes representantes de la Federación de Baloncesto y la Liga Superior, así como auspiciadores del equipo de los Gigantes de Carolina, una visita muy especial del alcalde de Morovis y un grupo de allegados al canastero que no quisieron perderse el especial momento.
Cuando Butler dejó su natal Panamá para adentrarse en las montañas de Puerto Rico y hacer el pintoresco pueblo de Morovis su casa, jamás se imaginó que 25 años más tarde, todavía estaría en una cancha y nuevamente haciendo historia.
Tampoco pensó que sobrepasaría la cifra de 8,000 rebotes o llegaría a 12,000 puntos. La salud, afortunadamente, lo ha acompañado.
"Soy un ser bendecido por Dios por tener salud. Esto se lo dedico a toda la fanaticada que tanto me apoyó y le doy las gracias al pueblo de Puerto Rico, que me han hecho sentir como un puertorriqueño desde el primer día", sostuvo.
Pocas cosas le restan a Butler por hacer en su vida. Su más anhelado final, despedirse del baloncesto en uniforme de los Titanes de Morovis y en la legendaria cancha "Pepe" Huyke, la misma que se vistió de gala en 1987, cuando de su mano y la de Wesley Correa, levantaron el trofeo de campeones del baloncesto local. "Yo tengo un guerrero dentro de mí que es el que me mantiene todavía aquí. Tengo que sentarme a dialogar con él a ver qué tiene en planes para cuando llegue el momento de retirarme, porque si por él fuera, seguiría jugando toda la vida", concluyó.