Dos personas encontraron la muerte el Viernes Santos en la comunidad de Veranillo, en el corregimiento de Amelia Denis de Icaza, en el distrito de San Miguelito.
Ambos homicidios mantienen a sus familiares destrozados, y más porque todavía se desconocen las motivaciones de los gatilleros que les arrancaron sus vidas.
La fiscal Segunda Superior, Argentina Barrera, apenas hoy, lunes, realizará las diligencias necesarias para averiguar quiénes cometieron la obra de sicariato.
Alejandra Jihan Bonilla, de 15 años, quien era hijastra de Samuel Pinto Castillo, de 23 años, eran personas tranquilas, sin prontuario policial y nunca habían estado detenidos, contrario a como se informó por la comunidad el día de los hechos.
EDAD DE LA ILUSION
Zuleira Bonilla, de 29 años, madre de "Ale", como llamaba a Alejandra, la mayor de sus cinco hijos, dijo que era una joven sin problemas. Solo cursó estudios hasta el Sexto Grado en la Escuela Amelia Denis de Icaza.
La joven era fanática del equipo de fútbol español Barcelona. Además, por su juventud era una amante de la música bachata, reggae y tenía buen humor. Entre sus comidas predilectas estaba el puré de papa y pollo. Por qué se la mataron es algo que Zuleira se lo deja a Dios.
SOLDADOR
Samuel Pinto Castillo, de 23 años, a quien su familia llamaba "Gordillo", la otra víctima del violento Viernes Santos, dejó una niña de un año y diez meses de nacida.
Su madre dijo que la última vez que lo vio con vida le ofreció comida, pero él se la rechazó porque tenía ganas de comer algo "exquisito que estuviera fuera de este mundo".
Pinto Castillo era el mayor de cinco hermanos y su abuelo Gregorio Pinto, de 77 años, quien es uno de los fundadores de la comunidad de San José, se siente ofendido, pues su nieto nunca estuvo preso y tampoco visitó cuartel policial por batida.
Samuel se ganaba la vida como reforzador de techos y soldador. Pinto trabajaba con su padre de manera independiente y obtuvo el IX Grado en el Instituto América.
Por el doble crimen, familiares piden justicia.