Llegar a su residencia es como entrar a un mundo mágico lleno de alegrías y emociones. Elda Espino es más que una costurera de danza; por su sangre guarareña corren las raíces del amor y el sentir por las telas.
A sus 71 años, esta sencilla señora es capaz de contarnos las anécdotas de la danza en Panamá; será por esa experiencia que fue escogida para vestir a los bailarines de La Bella Durmiente.
Con una sonrisa en su rostro, Elda recuerda cómo empezó a confeccionar vestidos para las bailarinas. Su primera experiencia fue con la Escuela Nacional de Danza a cargo, en ese entonces, de la Maestra Ginela Vásquez. Sólo tenía 27 años.
SU LLEGADA A ESTE SUEÑO
Con los años, Doña Elda se dedicó a coser para las Escuelas de Danza y Teatro que solicitaban sus servicios; así conoció a la señora Alida Fábrega, quien quedó encantada con la terminación de esta modista de Azuero, por lo que al instante, decidió que ésta sería la encargada de elaborar el vestuario de los bailarines en la soñada producción.
"De nada vale que llenes de piedras los vestidos, si por dentro están llenos de hilos y mal terminados", aseguró nuestra entrevistada, con el conocimiento de sus años de experiencia.
Pero aceptar no fue fácil, pues desde hace 4 años, esta dedicada mujer se encuentra deshaciéndose de sus utensilios de trabajo, para terminar su ciclo como costurera de las bailarinas de Panamá.
"Estos no es fijo, es temporal, y yo ya estaba vendiendo todas mis máquinas, por mi edad. Que las modistas nuevas cosan y aprendan" era el pensamiento de Doña Elda.
En ese entonces, su hijo, residente en Estados Unidos, cayó enfermo, por lo que tuvo que viajar para atenderlo. Fue al regresar de viaje, en enero, cuando iniciaron todos los preparativos para iniciar el proceso creativo.
Con la ayuda de tres muchachas y un muchacho, Elda logró terminar el trabajo designado. "Una hace los corpiños, otra pone el interior y la falda, otra pega los canutillos, las hojas y las lentejuelas; y un muchacho le coloca las flores", aclara.
UN REGALO
Unos 80 bailarines lucirán los vestidos de esta dedicada mujer. Trajes diferentes que salen de la inventiva de esta conocedora, siguiendo los parámetros de la jefa del vestuario, Melissa de la Guardia.
"Yo trato de hacer cada trabajo diferente, aunque lleven los mismos elementos"; un ejemplo claro es el vals de las flores, que entre el mamey y el rosa, diversificarán el escenario. Por si fuera poco, el celeste y el blanco, con toques dorados vestirán a las campesinas.
Y no se queda atrás el espectacular vestido de novia que utilizarán las renombradas bailarinas panameñas, Isabela Lewis y Maruja Herrera, quienes tendrán el honor de ponerse estas creaciones.
"Esto ha sido como un premio para mi dedicación y experiencia; ha sido muy bonito y agradable", dice emocionada la costurera de La Bella Durmiente.