La defensa de la estadounidense Debra Ann Ridgley, negó ayer que ésta sea responsable del atroz crimen de su compatriota Toni Grossi Abrams, quien fuera descuartizada en el edificio Atlantis en vía Venetto y luego calcinada en Río Abajo.
La mujer, de 56 años, fue indagada ayer durante seis horas por el fiscal cuarto Superior encargado, Franklin Amaya. A su llegada al Ministerio Público, la detenida nunca dio la cara. Los cuatro agentes de la PTJ que la custodiaban le cubrían el rostro con una pequeña sábana.
Según la abogada Ana Belfon, Debra es una turista que vino al país a visualizar las posibilidades de hacer algún grado de inversión y ha sido una víctima, igualmente que la señora Grossi, de los hechos de violencia que se dan en el país.
Belfon alega que su cliente no tiene ningún tipo de relación con la muerte de Grossi, sin embargo, hay quienes aseguran que eran amigas y hasta que le había alquilado un apartamento a Toni.
Durante la indagatoria se le leyeron los cargos (en inglés) y luego se pidió una pausa para que la sospechosa tomara unos medicamentos y alimentos.
Por su parte, el fiscal Franklin Amaya dijo que dentro del expediente hay testimonios de personas que observaron a los colombianos Camilo Castro y Didier Osorio García, en momentos que bajaban del edificio una pesada maleta.
Amaya manifestó que existe un conductor de taxi, que testificó que, sin saber, transportó a la señora Ridgley y otras dos personas que portaban una pesada maleta al sector de Río Abajo.
Tras la diligencia, el fiscal decidió enviarla de vuelta al sistema penitenciario de la Policía Técnica Judicial.
Una fuente ligada a la investigación informó que Debra conversó con los colombianos, supuestos descuartizadores de Toni, cuando el fiscal realizó la semana pasada la inspección ocular en los apartamentos del edificio Atlantis, ubicado frente a la Calle Eric Delvalle, donde se perpetró el crimen.
Al parecer, cuando se daba la diligencia, los paisas Camilo Castro y Didier Osorio García llamaron a Debra al celular, pero ésta les dijo que la Policía estaba allí. Camilo y Osorio le explicaron que se encontraban en la Calzada de Amador.
De acuerdo con reportes de la investigación, una de las tarjetas de la víctima fue utilizada, posiblemente, cuando Toni Grossi estaba muerta. Entre las 11:00 p.m. del lunes y las 12:30 de la madrugada del martes, retiraron en dos ocasiones B/.500 de un cajero automático, ubicado en la ciudad capital.
Otro elemento en la investigación del crimen, es que el intérprete de Toni y conductor, recibió una llamada de los colombianos, un día después que fue encontrado el cadáver, donde lo amenazaron de muerte.
El taxista que transportó la maleta con el cadáver hasta Río Abajo y que funge como testigo del crimen, explicó que se dio cuenta que ellos eran los asesinos, porque realizó la carrera en la madrugada del martes y los dejó próximo al lugar donde hallaron el cuerpo.
Por medio de la noticia que dieron los medios, el testigo se informó y llegó a la Policía Técnica Judicial a entregarse.
El colombiano Didier Osorio ingresó al país de forma legal por el aeropuerto de Tocumen, pero Camilo Castro, no se tiene registro de él, por lo cual se presume que entró de forma ilegal.
NO COMPRO TERRENO
En tanto, la abogada Angela Healy aclaró que en efecto la hoy difunta Toni Grossi estuvo interesada en una pequeña y hermosa propiedad en Contadora, y se encontraron en un café para conversar del asunto.
Healy alegó que no le vendió el terreno a Toni Grossi, porque incumplió un contrato de promesa de compra-venta, porque no pagó el precio total en la fecha acordada, lo cual originó una demanda por B/.124 mil. El caso se ventila en el Juzgado Segundo y no se ha decidido.