La relación laboral debe ser cristalina y pura, un vínculo donde los lazos sean para enaltecer el trabajo, mejorar la productividad y crecer profesionalmente, pero para muchas personas es el lugar indicado para mezclar relaciones al punto de tener amoríos sin importarle su estabilidad o su reputación.
Y qué decir de los compañeros que hablan de las conquistas y comentan lo que en la intimidad hicieron, destruyendo la reputación de una mujer.
Esos adanes que denigran a la mujer cuando debieran agradecerles por fijarse en ellos, y mantener la relación y sus intimidades como el secreto más bonito.
Otros arriesgan sus vidas y la de sus familias al involucrarse en relaciones pasajeras, sin saber si la persona tiene una enfermedad, vicios o infecciones contagiosas.
El sexo es un regalo de Dios. Debemos utilizarlo con la persona que amamos y si lo hacemos con cualquiera, debemos afrontar las consecuencias que ello conlleva.
La mujer es lo más lindo que Dios le ha entregado a la humanidad, por lo que ningún charlatán debe expresarse negativamente de ella. Cada vez que un hombre divulga sus intimidades, no sólo le falta el respeto a su compañera, sino que su hombría queda por el suelo, pues demuestra que no es capaz de proteger a la mujer que lo escogió.
Ese es otro detalle, son las mujeres, quienes nos escogen, por lo tanto, las evas deben ser más inteligentes al escoger a sus compañeros sentimentales y no salir con cualquier cosa que se le aparece en el camino. No entiendo por qué una mujer deja su estabilidad y su hogar para arriesgarse con un amante que no representa nada de lo que ella busca.
Es lindo amanecer sabiendo que alguien te quiere y espera por ti. Que alguien te escogió para formar su familia, sus días, sus problemas y sus alegrías. En síntesis, para alguien eres tan importante que te incluyó en su vida.