La meditación se practica desde hace más de 3000 años, principalmente en el mundo Oriental. Sin embargo en los últimos años la lista de adeptos ha ido creciendo hasta calar también en los países occidentales como un método eficaz para reducir el estrés o aliviar el dolor producido por diversas enfermedades.
El profesor de medicina de la Universidad de Harvard (EE.UU), Herbert Benson, a través de sus investigaciones llegó a la conclusión de que la práctica milenaria contrarrestaba los mecanismos cerebrales asociados al estrés.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison en Estados Unidos, descubrió que la meditación tiene efectos biológicos sobre el cuerpo. Del estudio se desprende que la meditación produce cambios en el cerebro asociados a emociones más positivas y mejoras en la función inmune.
Los estudios neuronales han demostrado un incremento de actividad en el lóbulo frontal izquierdo, que es la residencia de las emociones positivas. Al mismo tiempo se reduce el funcionamiento de la región derecha.
Las posibilidades de la meditación están todavía por explorar. El Doctor Richard Davidson y su equipo, tienen en marcha un trabajo con pacientes depresivos, "del que aún no tenemos resultados", explicó. Este investigador ha encontrado que la combinación de meditación introspectiva con terapia cognitiva reduce a la mitad las recaídas de los pacientes depresivos crónicos.