"Dios los cría y ellos se juntan", sería la frase aplicable a la relación laboral que unirá durante este año al jockey americano Gary Stevens con el entrenador francés, André Fabre.
El sábado se veía concretada por primera vez, al conducir Stevens a Polish Summers en el G1 Sheema Classic. Y por si alguien lo dudaba, la combinación de las dos estrellas mundiales del turf comenzaba como debía: con una victoria, por medio cuerpo sobre Hard Buck.
Stevens se ha unido al -para muchos- mejor preparador del Orbe, un auténtico genio de la actividad, pero no es menos cierto que el americano no queda a la zaga del francés, en lo que a clase y profesionalidad respecta.