Si recuerdan, hace varios años había una lagartija de color negro con cabeza roja, que merodeaba por las paredes de las casas, cercas y en donde uno menos lo esperaba. Hoy en día se puede notar lo difícil que es apreciar unas de estas especies nativas de nuestro país �Qué ocurrió?
El ingeniero Roderick Salcedo, profesional agrónomo y en varias ramas de la Biología, nos dice que paulatinamente esta iguanita ha sido desplazada por otra lagartija extranjera originaria del sur de Asia, de color pálido, ojos oscuros sin párpados, más agresiva, la cual emite un sonido como "ta, tac". Se le conoce con el nombre de Gecko cantador (Hemidactylus franatus). Aunque no se tiene una versión exacta de su entrada al país, se presume que vinieron en el interior de las cajas de juguetes hechas en Taiwán. Al igual que las nativas, merodean las paredes, techos, principalmente de noche, se les puede ver con frecuencia cerca de las lámparas o luces, esto se debe a que los insectos se sienten atraídos por la luz, es entonces cuando aprovechan para cazarlos y alimentarse. También les gusta lamer las frutas como el guineo.
Gracias a las laminillas que tienen bajo los dedos de sus patas, pueden caminar incluso con el dorso hacia abajo por las paredes y cielos rasos; su agresividad es tanta que pueden enfrentarse con insectos casi de su tamaño. Se les han creado muchos mitos, que sin son venenosas, que producen cáncer, pero esto no es cierto, son sólo supersticiones, y, al contrario, son las nuevas limpiacasas de nuestros hogares, enfatiza Salcedo.