La hidroterapia favorece la circulación sanguínea y estimula el sistema inmunológico, ayudando así a combatir infecciones y enfermedades tan diversas como las dolencias de riñón, la artritis, o las varices. Poderes curativos
En la actualidad sabemos que además de los poderes curativos naturales que el agua puede tener, su éxito fundamental depende de la temperatura de ésta. Mientras el agua caliente adormece, relaja y aumenta el flujo sanguíneo en la superficie, el agua fría estimula y aumenta el riego sanguíneo en los órganos internos, reduciendo así las inflamaciones; y ambas reducen los espasmos musculares y la tensión. Técnicas
Existen diversas técnicas de como la crioterapia, las duchas a presión, los baños o la aplicación de vendas y compresas, así como un programa de ejercicios para cada paciente que debe realizarse en una piscina de hidroterapia.